"El valle sin sombras" devuelve a las pantallas tragedia de Armero
El 13 de noviembre se cumplirán 30 años de esta tragedia que enlutó a Colombia.
La película documental "El valle sin sombras" del director Rubén Mendoza, que se estrena este fin de semana, devuelve a las pantallas la tragedia de la localidad colombiana de Armero, arrasada por un alud de tierra el 13 de noviembre de 1985, buscando las historias menos conocidas del desastre.
"Cuando supe que la tragedia estaba anunciada, que había tráfico de niños, se volvió una necesidad (hacer la película)", explicó Mendoza a Efe.
La cinta se inicia con una documentación de la época que recorre la situación previa a la tragedia, causada cuando el volcán Nevado del Ruiz entró en erupción y provocó un alud que se encauzó en un río.
Como consecuencia el lodo y el agua arrasaron Armero causando más de 25.000 muertes, la peor tragedia natural del país y una de las peores del continente.
Para contar el día de la tragedia, Mendoza recurre a los testimonios de supervivientes que cuentan con crudeza y mirando fijamente a la cámara lo que sucedió aquel 13 de noviembre de 1985.
Los testimonios no solamente relatan cómo sobrevivieron o perdieron a sus familiares más cercanos, sino que recuerdan algunas de las historias más desconocidas de la tragedia.
Los supervivientes de Armero relatan cómo fueron saqueados en plena catástrofe por los equipos de salvamento y de Policía.
Además, explican que algunos de los niños de los que se separaron durante la noche del alud les fueron arrebatados y, algunas familias, todavía les buscan.
Mendoza explicó que se dejó guiar por su instinto para "tejer" la película con esos relatos.
También optó por que los testimonios se dieran mirando directamente a los ojos de la audiencia, lo que "contrasta con la manera en que lo hacen los responsables" civiles que salen en las imágenes de recurso y que "siempre evitan a la cámara o al periodista".
El director colombiano también buscó que los supervivientes sean vistos en la cinta "con respeto, con dignidad, que no fueran limosneros" ni tampoco perpetuar su condición de damnificados.
En este sentido, destacó que durante la labor de edición se procuró dosificar sus testimonios y no "atropellarlos" en la narración.
EFE